La renuncia del Lobo

Por Federico Tártara
Jorge Omar Carrascosa renunció a la selección argentina el 13 de Enero de 1978. La forma de comunicarlo fue directamente no estar incluido en la lista de jugadores que iba a viajar a Mar del plata para comenzar la concentración previa a la Copa del Mundo. En los diarios salió poco y nada, apenas recuadros con algo de información, y la posible salida de un comunicado del jugador, que tampoco nunca llegó.
Él hasta ese momento capitán y líder del seleccionado, que en menos de seis meses iba a estar jugando una copa del mundo y de local, se apartaba en soledad de un barco que ni siquiera había zarpado de puerto. Tenía la cinta desde el año 1974, y el director técnico del equipo, Cesar Luis Menotti, era su amigo.
¿Por qué tomó esa decisión? ¿Qué incidencia tuvo la sangrienta dictadura militar que a sangre y fuego destrozaba el tejido social? ¿Cuáles fueron las lecturas de un jugador que se caracterizaba por liderar con el ejemplo y la coherencia?
De esta forma, sin ninguna escala más, terminaba su carrera futbolística que había comenzado en Banfield, luego pasado por Rosario Central y finalmente Huracán. En este último fue partícipe destacado y figura fundamental del glorioso “Globo del ´73”, junto a Brindisi, Babington, Houseman y Basile. También se coronó en Rosario, en el ´71, y jugó la copa del Mundo de Alemania 1974. Allí vivió uno de los peores momentos de su etapa deportiva: Argentina incentivó a Polonia- que ya estaba clasificado para la segunda fase- para que le ganará a Italia, y así, con la victoria de los polacos por dos tantos contra uno, la albiceleste pasó de ronda. “Cómo te van a tener que pagar, uno tiene que ganar por la gloria”, dijo, años más tarde, aún dolido.
Las razones del lobo
“No es necesaria una dictadura militar para dejar el fútbol. Hay muchas cosas que pasan en este sistema de vida que te hacen dejar, perder las ilusiones. Si yo hubiera tenido que jugar el Mundial de España mientras estábamos en guerra con Inglaterra, también habría renunciado. ¿Va a estar un vecino, un amigo en guerra y yo voy a estar jugando un Mundial? Cuando un pibe te pide algo para comer se acabaron los planes. ¿Vos podés comer un sándwich de jamón crudo cuando hay un nene pidiéndote comida? Y el mundo del fútbol, donde yo estaba, no era el mejor de los mundos. Yo me empecé a sentir mal en el medio. Cuando vi el tema del incentivo, de la droga. ¿Te parece lindo saber que vas a salir campeón porque el árbitro te va a dar un penal? ¿Podés festejar algo que ganaste con arreglo? Si un tipo, en cambio, te gana con talento, hay que aceptarlo. Pero, ¿por qué hay que ganar siempre? Sucede que uno está en una sociedad donde uno vale por lo que gana y no por lo que realmente es. Y fuera del fútbol, la cosa es igual, superficial...", estas palabras declaradas por Carrascosa a la extinta revista Mística, cobran un sentido mayor, en el marco de la suspensión del partido contra Israel en Jerusalén.
El gran capitán de la selección durante la década del 70 mantuvo una coherencia que aún hoy se extiende -en su retiro- gestionando una empresa de seguros en el lejano Burzaco, del conurbano bonaerense. La explicación, entonces, a su renuncia a la albiceleste tuvo mucho que ver con la dictadura militar genocida, pero también con una nueva forma de absorber la realidad que lo circundaba: la mercantilización del fútbol, el sálvese quien pueda, y la elección de una vida alejada del egoísmo y la competencia como restadores de calidad en los años de vida. “Siempre manifesté que no era un hecho determinante sino una sumatoria de cosas. Le estoy hablando de un montón de matices. Llevaría un tiempo profundizarlo para comprender realmente lo que yo pienso del fútbol. Para mí la vida pasa por otro lado. No se salva nadie por una transferencia o venta. Todo pasa por otro lado”, contó en una entrevista Jorge Carrascosa.
Para sumar más a esta línea, por ejemplo en la década del setenta los jugadores de fútbol no continuaban su carrera jugando en Europa. Miguel Angel Brindisi, tuvo la gran oportunidad para irse con varios millones a cuestas, y sin embargo otras cosas pesaron más a la hora de la balanza. El 13 de Diciembre de 1973, el General Perón le entregó una medalla por tamaño gesto.
¿Final o principio?
Cuenta Diego Maradona que en una de sus primeras concentraciones con la selección, Carrascosa lo despertó y lo mandó a comprar el diario. “Le traje todos: Crónica, Clarín, La Nación”, contó Diego en el programa “Mar de fondo” de Fantino, cuando el periodista era otra cosa o –quizás- mentía como lo hicieron muchos. Así el 10, narraba el respeto y las formas de conducir el vestuario que tenían los jugadores con varias medallas por compromiso, solidaridad y honestidad.
En el año 1979, a los 31 años, se retiró para siempre. Buscando ser alguien por lo que és, y no por lo que se gana.
Igualito al fútbol de ahora.