EL GOL DE LA VERGÜENZA

Secciones - La otra agenda del mundial 02 de junio de 2018 Por Federico Tártara
Los jugadores soviéticos no aceptaron jugar en el Estadio Nacional de Chile: “No vamos a jugar en un estadio que es un campo de concentración”, dijeron.
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Por Federico Tártara 

El 21 de Noviembre de 1973 unos seis jugadores con camisetas enteramente rojas y pantalones azules, avanzaron por el césped del “Estadio Nacional” tocando la pelota- sin que nadie los marque- hasta entrar en el área rival. Al borde de la línea, el jugador Francisco “Chamaco” Valdez chutó un largo puntapié y marcó el gol para conseguir el pasaje para el mundial de Alemania ´74. El otro equipo no estuvo en la cancha ese día, estaba a más de 17.000 Kilómetros de distancia, en la URSS.

El gol de “Chamaco” Valdez ante un ausente rival.

“No vamos a jugar en un estadio que es un campo de concentración”, fue el argumento oficial que circuló confeccionado detrás de la “cortina de hierro”, y quedó como la razón oficial de las autoridades soviéticas para no participar del partido de vuelta clasificatorio para el torneo mundial que terminaron ganando los alemanes.

Tiempo después, se conoció que durante el recorrido que hicieron los representantes de la FIFA –para constatar el estado del campo de juego- aún había presos políticos debajo de las tribunas del estadio. Se calcula que por eso lugar, pasaron unas 60.000 mil personas. Y que más de 2.000 terminaron en distintos centros clandestinos de detención. Varios de los que pudieron salir, lo hicieron en un mediodía, a la vista de todos, lo que demuestra la impunidad con la que actuaba la dictadura de Pinochet.

La ida: el partido fantasma  

El partido de ida se jugó en Moscú, en el Estadio Lenin, antes más de 60.000 espectadores, un 26 de Septiembre de 1973 -la Casa de la Moneda fue bombardeada un 11 de Septiembre y Salvador Allende murió allí- y no hay registro de radio, ni televisión. Apenas algunas fotos que fueron publicadas al día siguiente reflejando un empate en cero agónico, con ese componente de milagro esencial para que trascienda en el tiempo.     

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Para los chilenos fue difícil llegar hasta la URSS: Brasil, México, Estados Unidos, Suiza y finalmente arribaron por la noche a tierra comunista, luego de algunos inconvenientes clásico de retención en la aduana soviética. Dos jugadores aparecían con barba en la foto del pasaporte, pero estaban afeitados en ese momento de plena Guerra Fría.

Antes del partido, y muy lejos de los mitos capitalistas, los futbolistas chilenos recorrieron una ciudad pujante, se sacaron fotos en los palacetes que habían pertenecido a los zares, vieron el cuerpo embalsamado de Lenin y disfrutaron de la obra el “Lago de los Cisnes”, en un teatro a escasas cuadras de la Plaza Roja.

“Creo que pasamos la cancha una vez en todo el partido…cuando cambiamos de lado”, dijo hace poco en una entrevista Carlos Caszely, un protagonista de los dos cotejos y de la historia reciente chilena.

El teatro del absurdo

Como en Argentina ´78, las fuerzas militares trasandinas utilizaron este partido como propaganda política, y para tapar los aberrantes crímenes que cometieron en esos días.

"Fue lo más grotesco que he vivido futbolísticamente. Era el teatro del absurdo", dijo Caszely, quien tuvo a su madre presa por la dictadura de Augusto Pinochet, y se negó a saludar al dictador antes de que comience el inusual partido.

Chile no pasó la primera ronda del Mundial Alemania ´

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