El neoliberalismo en el poder mata, en Colombia y en todas partes

Tantas veces han agitado "el fantasma de Venezuela". Tantas veces han querido inocular la fantasía de "Argenzuela". Y se olvidaron de lo que pasaba y pasa al otro de la frontera...
Hoy Colombia se impone como título porque hay muertxs, heridxs y desaparecidxs, mucho pueblo reprimido por un gobierno que responde fielmente a los dictados de "la Embajada" (de Estados Unidos).
Nos permitimos tomar palabras, frases de la vecina Laura Trujillo, docente nacida y criada en Bogotá (Colombia) hasta avanzada su adolescencia, que hoy reside en Trenque Lauquen. Dice Laura, entre otros párrafos que conmueven, en una extraordinaria crónica publicada en el portal DiarioNep:
"Hace casi diez años que vivo afuera de Colombia. Me fui por algunas de las razones por las que están protestando mis compatriotas en este momento, por una mejor educación, por una mejor salud, por mejores perspectivas laborales, básicamente para tener una “mejor vida”. Aunque, la verdad, hoy en día hablar de una “mejor vida” es casi un privilegio, porque nos están matando".
(...) "Pasaron muchos años hasta que me di cuenta que no, que no era normal que a dos cuadras de mi colegio [en Colombia] hubiera explotado una bomba. Que no era normal que hubieran matado a alguien solo porque iba caminando cerca (o incluso dentro) de una manifestación. Que no era normal que la policía asesinara a un chico que hacía un graffiti en un puente o a una mamá que había pasado sin detenerse un control de tránsito. Que no era normal que masacraran a pueblos enteros. Que no era normal que los maestros recibieran cartas que decían que los iban a matar porque les decían a los chicos que no, que no era su culpa ser pobres y que su único destino no tenía que ser el delito o la droga".
(...) "Durante el gobierno de Iván Duque, no es la primera vez que la población colombiana alza la voz, tal vez recordarás el 2019 cuando casi en simultáneo Chile y Colombia se levantaron para exigir el fin de las dictaduras disfrazadas de democracias. Las exigencias en ese noviembre fueron casi las mismas, pero en especial que cesara el gobierno títere de Iván Duque en Colombia. Se le dice títere porque es de público conocimiento que quien está detrás de las decisiones en Colombia es el asesino narcotraficante (¡ah! y también senador y expresidente) Álvaro Uribe Vélez".
(...) "Lo único que se me ocurre es contarles qué está pasando, pedirles que compartan que hoy hay probablemente más de 40 fallecidos, 80 desaparecidos y cerca de mil casos de abuso policial, incluidos abusos sexuales por parte del ESMAD y la policía. Necesitamos que se sepa en el mundo que están matando y desapareciendo gente y que tanto la policía, el ESMAD y el ejército como grupos paramilitares y civiles armados están arremetiendo contra los manifestantes. El títere Duque debe renunciar de su puesto, no hay nada que pueda cambiar, decidió intentar acallar lo que su pueblo trataba de decirle y ahora el mandato del pueblo es que se vaya del poder".
"Cierro los ojos e imagino un mañana en donde nos levantemos de las cenizas, reconstruyamos un país malherido, nos unamos para marcar el rumbo. Nos veo barriendo los escombros, pintando las paredes, curando los corazones y las almas y recordando a todos los que perdimos en la lucha. Porque al final, en medio de tanta desgracia y tristeza, lo más lindo de Colombia es justamente la resistencia de su pueblo".
¿Qué se puede agregar a estas y otras muchas palabras (emotivas, descarnadas) con las que Laura Trujillo describe el drama de su Colombia? Poco y nada, salvo que, como millones de otras personas a lo largo y a lo ancho del planeta, repudiamos la salvaje represión desatada por el derechista gobierno de Duque-Uribe (que suma denuncias, ya se menciona una cifra de 379 desaparecidxs). Esa violencia gubernamental emerge como consecuencia inexorable de las políticas neoliberales aplicadas, que atienden mucho más a la conveniencia de la potencia del Norte que a los intereses del pueblo colombiano.
Foto: @primeralineacol