Un SuperBerni con muchísimo ruido y muy pocas nueces

En campaña para ser presidente del Partido Justicialista (provincial o nacional, para la megalomanía de Berni no hay desafío excesivo), el ministro de Seguridad hizo "la del tero": pretendió ocultar sus groseras fallas en la gestión de la crisis en la Policía a su cargo, criticando sin ánimo constructivo alguno a las organizaciones que desde la última dictadura cívico-militar han venido enarbolando las necesarias banderas de Memoria, Verdad y Justicia.
Como no podía ser de otra manera, poco tiempo después Berni debió "retroceder en chancletas", pidiendo disculpas a las Madres, las Abuelas, los HIJOS. Es difícil saber si esas disculpas son sinceras, y el funcionario realmente reconoce la labor de las asociaciones de familiares de detenidos desaparecidos, o son palabras que le encomendaron que pronunciara para mitigar el daño.
A esta altura del partido, y vista la inoperancia del cirujano (que se autodenomina "SuperBerni" en algunas piezas publicitarias insólitas, por más que se trate de marketing) en el manejo del reclamo por mejores salarios y condiciones de trabajo en la Policía bonaerense, lo mejor que podría hacer el Gobernador Axel Kicillof es reemplazarlo. Sabemos que no es fácil, porque ese puesto es una "papa caliente", pero está claro, para cualquiera que "quiera ver" la realidad, que la presencia de Sergio Berni le resta mucho más a la gestión pública en materia de seguridad en la Provincia de Buenos Aires de lo que le suma.
