Una vez más: ¿por qué?

Derechos Humanos 13 de agosto de 2020 Por NEP Cooperativo
En la madrugada del jueves 6 de agosto de 2020, un pibe cordobés fue asesinado por una bala que entró por su espalda. ¿Cómo pasó? Valentino Blas Correas, de 17 años, iba junto con amigos en un auto, y como no se detuvieron en un control policial fueron baleados (el auto de los jóvenes recibió cuatro impactos, pero se realizaron más disparos). Una nota de la Comisión por los Derechos Humanos de Trenque Lauquen.
una vez mas
Valentino Blas Correas con su mamá, quien convoca a marchar en reclamo de Justicia por su hijo, este jueves 13 de agosto

Los dos policías detenidos, imputados por "homicidio calificado, agravado por el uso de armas", son Javier Alarcón (31 años) y Lucas Gómez (35 años). El fiscal a cargo de la causa amplió la primera imputación, agregando la "tentativa de homicidio", ya que estuvo en riesgo la integridad de los jóvenes que acompañaban en el auto a Valentino (quien estaba sentado a su lado, también de 17 años, vio perforada la capucha de su buzo por una bala, que pasó a centímetros de su cabeza). 

El tiro que mató al joven Correas ingresó por la luneta (la víctima iba en el asiento trasero), e impactó en uno de sus omóplatos. Además de la responsabilidad de los policías cordobeses, se analiza el proceder de la Clínica Aconcagua, en la que se negaron a atender a Valentino. Por eso su madre, Soledad Laciar, expresó que le va a quedar la duda "de que si lo atendían en la clínica, se podría haber salvado".

Otro adolescente muerto en circunstancias en las que el personal policial podría haber hecho, de actuar profesionalmente, muchas otras acciones diferentes a disparar a mansalva sobre un auto en el que se movilizan varios jóvenes. El homicidio de Valentino Correas, con un disparo mortal que entra por la luneta trae reminiscencias del asesinato del docente Carlos Fuentealba en Neuquén. Muy diferentes contextos, la misma saña e irresponsabilidad de funcionarios en los que delegamos el uso de la fuerza, potestad que no saben utilizar acorde con las leyes y los reglamentos. Una vez más cabe preguntarse: ¿Por qué? ¿Es inevitable, o sigue pasando porque, salvo las familias de las víctimas, a muy pocos les importa algo?  

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