AQUÍ ESTÁN, ESTOS SON

Por José Luis Berra/ Periodista e historiador.
Cuando en un caluroso día de noviembre de 2010, el entonces jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, descendió en el aeropuerto de base aérea de Reconquista para juntarse con empresarios de la región y visitar la empresa Vicentín, nadie imaginaba que nacía una estrecha relación que vincularía negocios empresarios con la política nacional y provincial.
“Las empresas privadas tienen que contribuir”, dicen que dijo ojitos de cielo -que ya amasaba la ilusión de ser candidato a presidente de la nación- ante la lisonjera mirada de los Nardelli, Sergio y Gustavo, y Osmar Batistuta (padre del futbolista), entre otros poderosos de la región, que lo agasajaban con un opíparo asado.
Tampoco nadie imaginó que los capos de Vicentín se tomarán tan a pecho el pedido de “contribución” y aportaran 27,5 millones de pesos en las sucesivas campañas del macrismo entre 2015 y 2019. ¿Aportaron? O más bien, hacían un pasamano de las cuantiosas millonadas que les destinaban desde el gobierno Pro. El amigo JorgeTriaca (que tenía en negro a su trabajadora doméstica pero era muy dadivoso con los dineros del Estado) desde el Ministerio de Trabajo le otorgaba más de 11 millones de pesos del programa Repro para empresas en crisis a la frigorífica Friar y ni hablar de los 18 mil millones de pesos que el Banco de la Nación Argentina les dio graciosamente al tándem Nardelli – Padoán.
Para que se entienda un poco mejor. En 2015, la aceitera ranqueaba en el puesto 19 de las 200 empresas que más facturaban en el país y la cuarta entre las cerealeras. En 2018, había pegado el salto al 6º lugar en facturación y la primera entre las cerealistas.
Amor con amor se paga
En realidad, mucho antes que se le pidiera una poco patriótica retribución, ya los directivos de la empresa del norte santafesino habían entendido que su futuro dependía mucho de las redes políticas que tejieran.
Así, el tándem Nardelli – Padoán supo abrazar con fe y devoción los postulados del menemismo. Sin embargo, las raíces en la U.C.R. de ambos le impedían dar un paso más allá. Beto Padoán amasó una amistad con la estrella de la Convertibilidad: Domingo Felipe Cavallo. Esa relación lo llevó en dos ocasiones (1999 y 2001) a candidatearse a diputado nacional por la flamante Acción por la República, el partido que dirigía el economista de la Fundación Mediterránea.
Unos años más adelante, en 2009, cuando el ex gobernador Carlos Reutemann rompió con el kirchnerismo producto de la crisis desatada por las patronales agrarias contra las retenciones, el Beto fue tentado nuevamente a acompañar al Lole como diputado nacional. Esta vez rehusó del convite advirtiendo: “Cuando Reutemann me invitó a acompañarlo yo me encontraba ya en carrera por la presidencia de la Bolsa de Comercio de Rosario”.
El Beto había entendido que era más útil a los intereses del grupo Vicentín desde la presidencia de la prestigiosa entidad granaria rosarina que desde alguna oscura banca en el Congreso. Desde la Bolsa de Comercio rosarina, Alberto Angel Padoán, fortalecería los lazos con el macrismo y sería un importante lobista de los intereses de la empresa, por un lado, y del presidente de la nación, por otro.
Como presidente de la Bolsa, Padoán nombró en noviembre de 2016 en el directorio de Rofex, la entidad privada que funciona en la BCR cuyo objetivo es organizar, registrar, garantizar y liquidar la negociación de contratos de futuros y opciones, a Javier González Fraga. Don Javier se pudo desempeñar apenas un par de meses ya que en enero de 2017 fue designado presidente del Banco de la Nación Argentina, desde dónde devolvió favores a Padoán.
Cuentan los corredores de bolsa que todavía retumban en las paredes del histórico edificio de Córdoba y Corrientes, los desaforados alaridos del Beto poco antes de las internas del 2019: “Vamos a ganar en primera vuelta”. Seguramente la euforia de los créditos recibidos le tendía un manto de ceguera sobre la realidad que a los pocos meses se le enrostró con toda dureza.
A modo de chimento, Bárbara Diez – esposa de Horacio Rodríguez Larreta- afamada organizadora de bodas (weeding planner, suena más chic), se encargó de las segundas nupcias de Máximo, uno de los hijos del Beto y actualmente miembro del directorio del grupo.
No obstante, el sustento económico brindado al Pro/Cambiemos/Juntos por el Cambio hizo que el otro Ceo de la firma, Gustavo Nardelli, llegara a ser parte del equipo íntimo que sostuvo la fallida candidatura a gobernador de la provincia del Midachi, Miguel del Sel. Para las elecciones de 2019, el hombre fuerte del macrismo en Santa Fe, hoy diputado nacional Federico Angelini, apoyado por la Fundación Libertad, usina de pensamiento neoliberal en la región (que curiosamente entró también en default al mismo tiempo que la aceitera), y apalancados desde la Rosada por el ex ministro de Transporte, Guillote Dietrich, “midieron” a Nardelli para postularlo a la gobernación santafesina. La férrea oposición interna de Lilita Carrió, que denunció a Nardelli (entonces presidente del TPR, empresa gerenciadora del puerto de Rosario) y al grupo Vicentín de maniobras bastantes oscuras –aunque blancas (ud. me entiende)- que salían desde sus terminales portuarias, dio por el piso con la maniobra a la Casa Gris.
¿De dónde viene la relación entre Dietrich y Nardelli? Además de las obras que desde el ministerio se realizaron para beneficiar al grupo empresario, entre ellas en 2018, la de instalar una bi trocha para que el ferrocarril Belgrano Cargas pueda ingresar al puerto de Rosario; desde el propio Cambiemos señalan que los encargados de los aportes empresariales para la campaña eran su apoderado nacional, José Torello, y los ex ministros Francisco Cabrera y Guillermo Dietrich.
Precisamente, como esta gentuza no suele poner los huevos en una sola canasta, sobre todo si las canastas son de distinto color político. Los Nardelli – Padoán supieron compartir un amigo en común con la Fundación Libertad: el entonces gobernador santafesino Miguel Lifschitz, el más neoliberal de los socialistas. Esa amistad cultivada hizo que pocos días antes de abandonar la gobernación, don Miguel propusiera extender la concesión del puerto rosarino a TPR hasta 2050 aunque faltaban algunos años para que venciera la misma.
Otro chisme. En marzo de 2017, la Fundación Libertad galardonó con los premios Libertad de ese año al periodista Carlos Pagni; al presidente de Chile, Sebastián Piñera y al Beto Padoán, en representación de la Bolsa de Comercio “en reconocimiento a sus singulares trayectorias, caracterizadas por la defensa de los valores de la república y la democracia”. Chan.
Sin embargo, es el actual CEO, Sergio “El Mono” Nardelli quien tiene los vínculos más aceitados con el macrismo, al punto de haber formado parte de la mesa chica provincial. Era un asiduo invitado a los viajes internacionales de negocios del ex presidente Macri y es sindicado como el principal aportante de la Fundación Pensar que, según Wikipedia, “es un think tank que elabora estrategias electorales y políticas públicas para el gobierno del partido PRO de Mauricio Macri”, mientras su hermano Gustavo figura subsidiando a la Fundación Aportar, de carácter más regional y vinculada a empresarios del cordón industrial.
La Fundación Pensar, presidida por Francisco Cabrera, tuvo sucesivas investigaciones judiciales por desvío de fondos públicos, entre las que se destacan las denuncias contra Hernán Lombardi, cuando era ministro de Cultura de CABA; contra el pedido de diezmos de la diputada y presidenta del PRO de Avellaneda (Bs As), Gladys González, o los subsidios otorgados por los legisladores de La Pampa a favor de la mencionada Fundación.
Para terminar con el capítulo macrista de los Nardelli – Padoán, no podían faltar de la ruta de los Panamá Papers. Uno de los hijos del Mono: Maximiliano, confeso militante PRO en las redes sociales, figura como titular de la offshore Kerdale Investments Corps. en las Islas Vírgenes Británicas, cuya gestión contable es operada desde Montevideo. Allí aparece junto al rosarino Habib José Miguel Abraham, socio de Nicolás Nardelli en Labutte SRL y de Maximiliano en otra empresa argentina, Compañía General de Combustibles SRL.
La perla del final
Pero a decir verdad, las vinculaciones de la firma Vicentín con el poder político devienen de mucho antes de los coqueteos con Cavallo, Reutemann o Macri; o mejor dicho con el poder militar durante la dictadura genocida. Ahí están los testimonios de los ex trabajadores de la fábrica Efrén Venturino o Cacho Zarza, detenidos durante la dictadura, junto a otros 20 trabajadores; 14 de ellos delegados gremiales, en el predio de la propia empresa o marcados por los jefes de la aceitera. Al día siguiente de las detenciones, los trabajadores recibían el telegrama de despido por no presentarse a trabajar.
Bien se podría decir, que esas buchonadas no fueron gratuitas. Durante la dictadura empieza el despegue de la empresa. En 1979 se instala una planta de extracción de solventes en San Lorenzo, poniendo su pata en un sector geográfico estratégico que unos años más tarde, le permitirá, a través de su terminal portuaria, iniciarse en el negocio agroexportador. En 1982, antes de tener su puerto, recibieron –junto a muchísimas otras empresas- un regalito del entonces presidente del BCRA, Domingo Felipe Cavallo, la estatización de su deuda de 2 millones de dólares.
Aquí están, estos son los protagonistas de una empresa líder que se fugaron 100.000 millones de pesos y que nadie sabe dónde están.