El Concejo Deliberante y un ensayo sobre la ceguera

En medio de una pandemia que ha puesto en jaque el orden mundial establecido y obliga al gobierno argentino a trabajar intensamente en prevenir la extensión del virus, el Concejo Deliberante sesionó anoche a puertas cerradas y aprobó la preparatoria para un aumento de tasas, para todas y todos.
Hay muchas maneras de explicar por qué es inapropiada esa discusión en este contexto.
Primero, si bien tanto Estévez como Recoulat insistieron en que el Gobierno Nacional y Provincial habían tenido su actualización impositiva, ninguno reparó en que dicha actualización fue previa al estado excepcional en el que nos encontramos, y tampoco se molestaron en señalar cuáles son las medidas del Gobierno a partir de la declaración de la pandemia. Medidas de protección, de garantía de derechos, de cuidado y de emergencia para amortiguar la caída del consumo, el impacto que esto generará en la actividad comercial, y la falta de dinero en los bolsillos de la ciudadanía.
Segundo, el particular momento que está atravesando la humanidad ha logrado lo que incontables argumentaciones y experiencias pasadas no habían logrado establecer definitivamente como Verdad: la evidente necesidad de un Estado fuerte, que trabaje en pos del bien común y que garantice los derechos de los ciudadanos. Lo que también significa que el mercado y la acumulación privada de riquezas son un peligro para el bienestar general, si no hay un Estado que equilibre las desigualdades que genera el sistema capitalista. En medio de una pandemia que no distingue entre ricos y pobres, no es el mercado el que trabaja para salvaguardar a los seres humanos, sino el Estado.
Tercero, si bien, para que el Estado pueda afrontar la emergencia en la que nos encontramos, es necesario que cuente con los recursos económicos, esos recursos no pueden salir de quienes no tienen para llegar a fin de mes. Así como Alberto Fernández aseguró que era necesario, por ejemplo, revisar las ganancias excepcionales que algunas empresas tuvieron gracias a las políticas implementadas por el gobierno anterior al que pertenece nuestro intendente y sus concejales, en el plano local podría plantearse el mismo argumento para revisar quiénes están en condiciones de colaborar con el Estado para enfrentar la crisis. No es lo mismo un empresario agropecuario que gana millones al año, que un empleado municipal que gana 20 mil pesos por mes. Pero en caso de ser atacados por el Coronavirus, cualquiera de ellos necesitará del hospital.
El Gobierno Provincial, desfinanciado por la anterior gobernadora Vidal, referente del intendente local, acordó enviar 300 millones a los municipios. Miguel Fernández dijo que a Trenque Lauquen le tocarán 2 millones, y que “eso es una miseria”. Sería bueno que recordara el intendente local, que las modificaciones que impusieron los de su partido a la Reforma Impositiva de Kicillof, significaron un recorte de 4 mil millones a la recaudación de la provincia. Y que además, esas modificaciones, no beneficiaron a los ciudadanos de a pie, sino a sectores concentrados. Por ejemplo, una de las modificaciones que impuso el partido del intendente fue la reducción del pago de ingresos brutos a las empresas cableoperadoras.
En su afán por explicar la necesidad de la actualización de tasas municipales, Recoulat hizo una comparación entre el valor del servicio de agua potable local y el valor en otros distritos. También comparó lo que se paga al municipio por el agua y lo que sale comprar un bidón. Lo que no dijo el concejal, es que los trenquelauquenses pagan las dos cosas (salvo muchas familias de los barrios) porque el agua es intomable, cuando no está cortada.
Por su parte, Estévez, en su alocución, citó al presidente cuando dijo, “no cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro”, sin embargo, habiéndose manifestado en contra del tratamiento de la Reforma, al menos 5 concejales, 12 gremios, la Cámara de Comercio, y una cantidad innumerable de vecinos, parecería ser que el camino del desencuentro que Estévez no piensa transitar es sólo con el gobierno local.
Finalmente, es bueno aclarar que este análisis es propuesto a las ciudadanas y los ciudadanos, no al intendente local, quien llegando al gobierno con la bandera del “Consenso”, ayer silenció a un periodista diciéndole que si no era intendente no podía opinar.
En medio de una pandemia que tiene al mundo entero en problemas, la ceguera del Concejo Delirante otorga a Trenque Lauquen un marco de surrealismo interesante de contemplar.