Trenque Lauquen le dijo No al golpe de estado en Bolivia

Derechos Humanos 19 de noviembre de 2019 Por NEP Cooperativo
Se realizó un "wiphalazo" en Plaza San Martín. Contundente protesta en el centro de la ciudad contra el golpe de estado en Bolivia, para que paren de matar, para que termine el fascismo y el racismo, y por la democracia, la igualdad y la paz en Latinoamérica.
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Antes de las 7 de la tarde, una wiphala ya flameaba en el mástil de la plaza San Martín. "Listo". Un joven con camiseta de Gimnasia de La Plata pega un saltito luego de acomodar la bandera. El calor comienza a apagarse de a poco, pero el centro de la ciudad aún está dormido. "¿Es acá la movida?" pregunta. Y cuenta que vino con un grupo de personas de Francisco Madero y Pehuajó. "Por suerte pudimos llegar, nos enteramos y acá estamos" se metió una mujer, mate en mano.

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Un hombre mayor, camisa abierta y pantalón de obrero comenta tímidamente que trajo un cartel. "No quiero entrometerme... se podrá poner por ahí?". Revuelve una bolsa y muestra un cartón pintado con aerosol azul: Pehua. Y lo coloca entre las wiphalas y una gran bandera mapuche.

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Cae la tarde y cae la gente. De a poco la plaza se pone de colores. Llega una mujer acompañada de tres niñas. "Somos de la Comunidad Cacique Pincén" anuncia. Y para una pequeña ronda de personas cuenta que "ellas dos son descendientes directas". Las niñas parecieron acostumbradas a la presentación. Sonrieron y dijeron "nosotras", se pusieron las manos en la cintura y posaron para una foto que no existió.

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Llega un mensaje desde Bolivia. "Que buena la convocatoria" dice un amigo, que promete escribir sobre sus sensaciones en estos días. Y llega un mensaje de un integrante de la comunidad boliviana en Trenque Lauquen. "No llego, estoy viajando, qué pena" se lamenta.

Llega más gente. Se arman las rondas. Los colores cuelgan del mástil, de los hombros, lucen en las muñecas, cubren las espaldas, se prenden en el pecho, pintan las manos de niñes, se atan en los carritos de bebé. Quedan en el asfalto caliente de la Villegas y hasta se meten en los ojos de las caras de asco de automovilistas que ven truncada la vuelta al perro.

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La ronda se hace una sola. Hay fuerza para cortar la calle. El repudio al golpe de estado es contundente. Se repudia la violencia, las muertes, se pide que paren de matar, que se respete al pueblo, que se acabe el racismo y la discrimnación. En Bolivia, en Argentina. En Trenque Lauquen. No queremos ser más esta humanidad. No se dice, pero se lee en los ojos llenos de latinoamérica de quienes ahora cantan, en un coro espontáneo y a capela "todas las manos, todas". En los ojos de quienes ahora aplauden, con fuerza y rabia, y no se van de la Villegas. 

El Rafa. Rafael Aguilera canta y nos abraza. Nos llena de Víctor Jara, nos trae también a Chile. Y la gente le pide otra, como en un recital. Otra Rafa, le piden, también como una forma de agradecer su compromiso. Entre aplausos, el Rafa levanta su guitarra como un fusil.

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Las wiphalas soplan, se llevan definitivamente la tarde a otra parte. El encuentro parece haber terminado, de a poco la gente camina hasta la vereda de la plaza, pero el pibe de Gimnasia rompe la tarde con un grito necesario. Puño al cielo: el pueblo, unido, jamás será vencido. Y todes: el pueblo, unido jamás será vencido.

"Tenía tanta angustia atragantada". Una mujer envuelve su wiphala que, descolorida y rota, exhibe mil batallas. "Qué mierda... qué mierda" se remuerde. La plaza todavía luce de colores. y la mujer gira su cabeza a lo que queda de la ronda. Se le borra un poco la rabia y se le encienden los ojos. "Esto fue maravilloso" dice contundente. Y se va.