La historia del club de Evita

Secciones - Especiales 13 de abril de 2019 Por José Luis "pepe" Berra
Club Atlético Evita Estrella de la Mañana. El club anda de cancha en cancha, como un alma en pena. No encuentra su lugar. A pesar de haber tenido sus días de gloria y ver brillar la estrella en lo más alto, ahora deambula. Su identificación con el peronismo le jugó una mala pasada. El poder no perdona ni siquiera en el deporte.
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Por José Luis "pepe" Berra/ Periodista

El club anda de cancha en cancha, como un alma en pena. No encuentra su lugar. A pesar de haber tenido sus días de gloria y ver brillar la estrella en lo más alto, ahora deambula. Su identificación con el peronismo le jugó una mala pasada. El poder no perdona ni siquiera en el deporte.


El club nació en mi barrio. En realidad un poco más allá de la vía. Porque en una época en que los ferrocarriles eran el medio de transporte, la vía marcaba una frontera. A pesar que, en realidad, la distancia no fuera más de seis o siete cuadras.


El 15 de octubre de 1942, en una casita del ex pasaje Bustinza, unos primos le dieron forma a un club de barrio. Los Consiglio también le dieron un nombre: Estrella del Mañana; quizás soñando con llegar algún día a ser figuras del balompié. Pero el fútbol todavía traía una fuerte carga inglesa; así que hicieron la traducción a Morning Star. 


Con lo recaudado en una rifa mandaron a hacer las primeras camisetas. Verdes con puño, cuello y una estrella en el pecho blancos. La primera canchita que consiguieron fue en calle Pellegrini e Iriondo, pero la ciudad crecía y esa zona de clase media pujante no dejaba lugar para los campitos. Pronto fueron desalojados de esos terrenos y comenzaron a vagabundear por distintas zonas de la ciudad. Siempre por el barrio Echesortu. Pero cada vez más a los márgenes. Enfrente de ese lugar; mas al oeste pasando Avellaneda; detrás del cementerio de Disidentes; en San Luis y Gutemberg, hasta que llegó a los actuales terrenos del ferrocarril en Valparaíso y Bordabehere. Siempre de prestado.


Para algunos será mera casualidad, pero lo cierto es que el clubcito coincidió en su época de esplendor con el peronismo. El pelado Vila, así se lo conocía a Salvador Consiglio, era un tipo inquieto que andaba por toda la ciudad buscando promesas futboleras. Esa intuición se vió potenciada por la decisión política del gobierno de Perón de impulsar el deporte y, más precisamente, con la instauración de los campeonatos Evita.


El equipo de Morning empezó a brillar tanto a nivel local como nacional. En la edición 1950/1951, de los campeonatos Evita, se clasifica subcampeón nacional, si hasta cuentan que eran los preferidos de la Abanderada de los humildes por su vistoso juego. El intendente de Rosario, Celio Spirandelli, aprovechando la ocasión, les pide que cambien el nombre a Evita Morning Star. Al año siguiente, el 15 de marzo, se coronan campeones nacionales tras empatar con Arsenal, a ocho minutos del final con gol de Rubén Farruggia. Reciben el trofeo de las propias manos de una Evita, ya enferma, que les pide que argentinicen el nombre. Cómo negarse a un pedido de esa mujer que “era toda dulzura”, como la recordarán años más tarde los campeones. Pasan a llamarse Club Atlético Evita Estrella de la Mañana.


El título del ’52 los consagra como el primer equipo rosarino en salir campeón argentino en los torneos Evita, les permite una estadía gratuita en Mar del Plata, viajar a Helsinki acompañando a los atletas de los Juegos Olímpicos y la propia Eva Perón les promete un predio de la Fundación para construirle una cancha con tribunas y todo lo necesario. En esos años, este club de futbolistas amateur, era tan conocido como Central o NOB. Viajaban con hinchada que los seguía por todas las canchas. A la Cenicienta del fútbol rosarino le llegó también su horario, la muerte de Evita y el golpe de la revolución fusiladora dieron por tierra con ese sueño de la cancha propia.


El nombre no ayudaba en épocas que estaba prohibido mencionar al peronismo. Aprovechando que la institución no tenía personería jurídica, hace una alianza con otra entidad y pasa a llamarse Deportivo Club Rosario Morning Star. Sin embargo, las tribulaciones peronistas de la institución no terminaban ahí. La provincia estaba a punto de cederle definitivamente la propiedad de unos terrenos para la cancha, cuando al obispo y al intendente le soplaron que en Morning “eran todos peronistas” y mandaron a cajonear el expediente.


Hace unos años su dirigencia intentó recuperar el nombre de Evita pero la propuesta no prosperó. Morning Star sigue siendo un club sin cancha, sin nombre fijo y peronista, a pesar de todo.

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