“La gente se está dando cuenta que el otro modelo está acabado”

Ambiente 10 de abril de 2019 Por NEP Cooperativo
Propietario junto a su hijo Benjamín de un tambo en transición hacia la agroecología ubicado en La Porteña (partido de Trenque Lauquen), Jorge Themtham demuestra que existe otra manera de producir. En una región arrasada por los agrotóxicos, con árboles deformados, enfermedades y muertes, avanzan las hectáreas sin venenos donde se producen alimentos sanos. Un acercamiento a las verdaderas buenas prácticas agropecuarias.
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(DiarioNep en La Porteña) - En Trenque Lauquen, desde hace más de 50 semanas, todos los martes un grupo de vecinas y vecinos marcha en forma silenciosa alrededor de la Plaza San Martín, con barbijos, velas, y una bandera que grita “Los agrotóxicos matan”.

La ronda de los martes hace visible un gravísimo problema de salud. Se asegura, desde esa lucha con forma de ronda, que el actual modelo agrícola mata, y se pide que se deje de subsidiar al campo con la salud de la población.

Jorge Themthan es uno de los tantos productores agropecuarios que derriba con hechos el discurso del agronegocio, del que hasta el presidente Macri acaba de tomar como propio, precisamente en la Sociedad Rural de Gualeguaychú, “preocupado” porque a los productores no se los deja trabajar, en referencia a límites establecidos para las fumigaciones respecto a las escuelas rurales.

Junto a su familia, Themtham cambió la forma de producir por “una cuestión de salud” y porque se sentía preso del modelo que se impone en el campo.

Desde su tambo ubicado en La Porteña, se entusiasma con el crecimiento del movimiento agroecológico que va ganando hectáreas en toda la provincia de Buenos Aires y asegura que mucha gente “se está dando cuenta que el otro modelo está acabado”.

Sobre la situación que atraviesa hoy la lechería, asegura que se trata de uno de los momentos más difíciles de la historia, como resultado directo de la política económica implementada por el actual gobierno nacional.

“Pasa por la salud, eso fue lo que nos determinó a comenzar a producir de otra forma” explica Jorge Themtham, entusiasmado con la idea de “poder elaborar un alimento diferente y cuya diferencia está en lo sano”.

El agronegocio repite que no se puede producir de otra forma. Pero hay otra forma. Lo dicen los propios productores, que convivieron con los métodos  tradicionales durante mucho tiempo. “Hay otra alternativa que escapa del paquete tecnológico que se ofrece hoy y que nos dice que es la única manera de producir, hay otra forma que además nos permite tener más autonomía económica” insiste Themtham.

Con 47 años de tambero, el productor comenzó a trabajar en 2016 con cría y ganadería y en 2017 terminó de armar el tambo que hoy camina hacia la agroecología. “Producir un alimento libre de tóxicos nos entusiasma mucho” afirma, y cuenta que “nunca fuimos de usar muchos tóxicos, pero lo usábamos”.

En el actual tambo, comenzaron haciendo sementeras consosiadas “tratando de mantener los cultivos cubriendo el suelo, con rotaciones distintas, utilizando diferentes técnicas que hacen que vayamos pudiendo lograr pasto y sacar leche a pasto sin la necesidad de tener agrotóxicos y sin dar mucho grano.

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La diferencia entre los tambos

La principal diferencia entre un tambo tradicional y un tambo agroecológico pasa por el pasto. “Se trata de producir mucho pasto y el hecho de asociar cultivos hace que un cultivo dé pasto en el verano y otro dé pasto en el invierno” explica.

En este sentido, Themtham señala que “hemos descubierto que cuando hacemos competencia las malezas no aguantan tanto, los campos se malezan cuando uno los deja libres, porque es parte de la naturaleza que el suelo debe estar siempre cubierto, entonces cuando uno no lo cubre con lo que uno quiere la naturaleza se encarga de cubrirlo con lo que nosotros le llamamos maleza”.

Se trata de “algo natural, el suelo cubre el piso, y por eso aparece el yuyo y todas esas cosas. Y cuando se cultiva y se hace intersiembra, asociación de cultivos… toda esa técnica hace que compita con la maleza y la maleza no prospera”.

¿Por dónde pasó la decisión de comenzar a producir de esta forma?

La salud fue lo más determinante, me preocupa particularmente el tema de los remedios, que si bien se dice que no son tan tóxicos, agarrás un bidón y dice que es tóxico y lo tiramos al aire. Es una barbaridad lo que estamos haciendo… tenemos familia, hijos, nietos, y la salud está complicada.

Me da mucho orgullo poder producir un alimento distinto, no distinto porque quiera ser distinto, sino porque es sano. Nuestra leche aún tiene residuos porque estamos en transición, hay que armarlo al campo, lleva años, pero hay otra gente que ha empezado antes que nosotros y ahí van. Estamos convencidos y estamos decididos a hacer esto.

Se demuestra entonces que se puede producir de otra manera, y que además es rentable…

Es salir del productivismo, de la competencia de quién saca más leche, nosotros no hacemos el tambo para sacar equis cantidad de litros de leche sino lo hacemos para sacar un producto sano y que en definitiva termina siendo rentable, o más rentable porque sacamos menos leche pero la ganancia es otra.

Una de las cosas que me tenía preocupado era no poder tener otra opción, parecía que era la única opción que teníamos, apareció esto y hay otra opción de producir y por eso tenemos más entusiasmo. Es simplemente producir de otra manera.

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¿En que le modificó meterse en este tipo de producción?

Aprendimos que nuestros abuelos, nuestros viejos, hacían un montón de cosas… no castraban un ternero si la luna no estaba en menguante, sembraban la alfalfa en cuatro menguante, hacían un montón de actividades específicas respetando las fechas pero nunca supieron decirnos por qué lo hacían. Ahora, entrando en la agroecología y la biodinámica estamos aprendiendo por qué ellos hacían esas cosas, cuánto tiene que ver el suelo, las plantas, el sol, la luna, el agua… la luna es uno de los astros que más mueve la naturaleza, es la que mueve el agua. Por ejemplo, si cortás un cardo con la luna llena es muy probable que se seque o le cueste volver, y si lo cortás sin luna es como que lo podaste para que vuelva más fuerte. Cuando la luna está llena, con tanta fuerza, el agua está toda en la planta y cuando lo cortás se desangra y lo debilitás. Cuando la luna no tiene fuerza, el agua está toda en la raíz, entonces le cortás la parte más muerta de arriba y la planta vuelve con muchísima más fuerza. Empezamos a entender sobre el comportamiento de las plantas y de los animales. Hay un contacto muy grande entre lo que pasa en el suelo y lo que pasa en el universo.

¿Cómo observa el movimiento agroecológico que avanza ganando hectáreas por diferentes zonas?

Con mucha alegría, cuando arrancamos hace tres años no pensábamos que se iba a mover tanto, hay una movida importante, mucha gente que está preguntando, mucha gente que se está dando cuenta que el otro sistema está acabado. Viene un cambio, en hora buena, se van haciendo grupos, se van haciendo charlas y se va tomando conciencia. Va a llevar tiempo, va a llevar discusión, pero el hecho de que se discuta y que se hable me satisface porque antes no se hablaba nada, el otro modelo era lo único y marche preso todo el mundo.

¿Cómo analiza la situación que atraviesa la lechería en el país?

Tengo 47 años de tambero y la lechería está viviendo uno de los momentos más difíciles de la historia. La única explicación es la política económica que estamos soportando en el país. Nosotros hacemos alimento que tiene valor peso argentino y nuestros costos están dolarizados, antes eran los costos agropecuarios y hoy son las tarifas, el combustible… nos toca a todos, pero la lechería golpea más fuerte porque ha caído mucho el consumo. Todos los años tenemos menos leche, es decir que hay menos tamberos. El problema más grande que tenemos es la política económica del país.