Alcanzaba con ver a una mujer desde el balcón, ventana, vereda, ahí, mirándonos cantar llenas de gliter, pasión, goce, fuerza, juntas, alcanzaba con ver sus muecas profundas para cantarle la canción de amor más necesaria de la historia "mujer escucha únete a la lucha" algunas bajaban ante tremenda cita y se sumaban al deparramo de vitalidad, otras lloraban y recibían abrazos múltiples, otras nos agitaban el pañuelo verde como arenga, nuestro propio lenguaje de señas, como acto de ternura, como acto de acompañamiento que deja sin efecto cada sensación de soledad.

La ciudad miraba la marcha, el mate se tomaba en la vereda, espectadorxs múltiples que daban la sensación de sentirse parte a la vez, como si la noticia fuese eso que estaban viendo, como si TN quedara sin efecto se estaba tornando narrativo, histórico, importante ese territorio que siempre es invisible en las noticias de aire y en las de cable también. La potencia increíble de poder narrarnos sin cámaras en el medio, ni locutorxs, ni comentaristas, ni lecturas rebuscadas de lo que son y hacen esas feministas de la ola verde. Más allá del miedo que intentaron generar algunos medios locales, Trelew fue parte activa y necesaria de la historia. Familias enteras mirando, de todas las edades, mujeres que recargaban botellas con mangeras larguísimas que salían de sus patios, abuelas en la vereda.