La Educación Pública dejó de ser para todos en Trenque Lauquen

Derechos Humanos 29 de septiembre de 2018 Por NEP Cooperativo
Tras comenzar a implementarse el cobro en los jardines maternales municipales comienzan a aparecer historias de exclusión. Niñas y niños que ya no pueden contar con un servicio educativo históricamente gratuito, implementado por Jorge Barracchia en una de sus tantas políticas visionarias y de igualdad.
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“Acá no se le pregunta a nadie si tiene plata o no tiene plata, acá vienen todos y esa política se va a sostener, porque para nosotros es una inversión”.

¿Quién lo dijo?. El intendente Miguel Fernández, en marzo de 2017, sacando pecho por una política igualitaria de Barracchia –y continuada por la gestión de Feito- qué el no pudo sostener.

En ese marzo era reinaugurado el Jardín Nubecitas, una obra comenzada por la gestión anterior y culminada por la actual. Y el intendente aseguraba que la política inclusiva se iba a sostener, tenga o no tenga plata la familia.

Poco más de un año pasó de ese marzo para que el Municipio, comience a preguntar si tienen plata o no tienen plata las familias de niñas y niños que concurren a los jardines maternales. Y acto seguido aplicar un cuadro tarifario según el nivel de ingresos.

El sistema educativo de exclusión ya arroja historias de familias que ya no pueden contar con el servicio educativo históricamente inclusivo.

“Tuve que sacar a mi hijo del Jardín, me dijeron que tenía que pagar 2.500 pesos por mes y no lo podemos sostener” lamenta la mamá de un niño de 2 años que ya no cuenta con el servicio educativo público.

“Ya me expuse demasiado, fui con el caso al Municipio pero no se les movió un pelo, y no quiero exponerme más” advierte la mujer, y atendiendo a esa situación es que preservamos su nombre con la certeza de que esta historia, la de una familia trabajadora que ya no puede mandar a su hijo al Jardín, representa a muchas otras.

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Se trata de un relato de indignación, con frases que se cortan de bronca, de emoción, de esta mezcla de sentimiento que genera la desigualdad. Un relato que despeina al sentido común que indica que quienes se quedan en los bordes del sistema son las familias de menos recursos. Este no es el caso. Esta historia es la de una familia a la que podemos denominar como clase media, preocupada por la situación de los más vulnerables, de los que por lo general se quedan afuera de todo.

Una historia de cómo el ajuste y las políticas neoliberales llegan hasta acá también. A una familia que no dudó en inscribir a su hijo en el maternal municipal, habiendo pasado por la experiencia de su hija. “Consideramos que tienen una excelente atención, ya que los jardines maternales municipales trabajan de una forma muy profesional” destaca.

El cambio acá significa de un niño de 2 años pase de compartir las mañanas en un jardín maternal a quedarse en su casa con la niñera de su hermana.

“Tenemos que resignar la estimulación que puede tener desde el jardín maternal que es tan importante para un niño que tiene dos años y que no habla prácticamente nada” cuenta su madre.

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La familia del niño y la niña cuenta con aproximadamente 40 mil pesos cada mes entre los dos sueldos. “Mis ingresos son de 10 mil pesos y los gastos que genero entre jardín maternal, que serían 2.500 pesos, y por tener una señora en mi casa para que me cuide la nena… se me va el sueldo”.

El arancel que tendría que pagar esta familia por un jardín público es el mismo que un privado. Así están las cosas.

“Un esfuerzo estabámos dispuestos a hacer, pero la situación está complicada, las cuentas se acumulan, más en este contexto de crisis económica y tarifazo” señala.

Cada tanto, la mujer hace una pausa en su relato. De repente parece caerse un poco, como se caen hombres y mujeres ante la paliza que nos reparten todos los días.

“Hay que acostumbrarse a esto que nos ha tocado, estoy muy indignada y no lo puedo creer, pero parece ser que es lo que la gente eligió” se resigna. Y recuerda el día de la votación del proyecto de emergencia tarifaria en el Concejo Deliberante: “no podía creer la actitud que tuvieron, sin tener en cuenta que esas políticas estaban perjudicando a la gente, me indigna que a la gente si no le afecta personalmente no le importa nada, y ésa es la mayoría de nuestro pueblo” sostiene, pero se quiebra.

Le jode la falsedad. Busca las palabras con sus ojos que van y vienen, hasta que las encuentra: “tienen una doble cara” asegura. “Ahora se hacen los que piensan en los pobres, pero en los pobres se tiene que pensar siempre, no se puede estar aplicando tarifazos por todos lados y después tener estas actitudes, las políticas tienen que ser todas inclusivas”.

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